"Que el profesor 'X' me dijo que tal", "que en el curso 'Y' el ensayo es así", "que a mí no me enseñaron en el colegio cómo se hacía un ensayo".
Estimados, modos de hacer un ensayo los hay casi tantos como ensayistas, los hay más académicos y otros informales, con citas y sin citas. Pero hay algunos puntos que son transversales: la ortografía, la redacción, argumentar, desarrollar una idea propia, no decir lo evidente. En nuestro caso hablamos de ensayos académicos, concretamente sobre obras literarias. Es fundamental que lean las obras completas y no resúmenes y que al hacer el ensayo consideren ante nada lo que dice la obra. Por ello es que de aquí en adelante deberán adjuntar en la tercera plana, donde antes sólo ponían las referencias bibliográficas, además las citas completas que refuerzan lo que están planteando.
Ahora les adjunto algunos de los errores más comunes que encontré al leer sus ensayos:
1. No a los datos enciclopédicos: No es necesario contar, por ejemplo, quién fue Homero, o que Ítaca es una isla en Grecia. Estos datos son relleno que se debe dar por sabido. Un ensayo con estos datos resulta "colegial" o "wikipedesco".
2. No a las generalizaciones o ambigüedades: "Odiseo peleó con el cíclope y muchos otros monstros", "Odiseo pasó por donde los feacios y varias otras aventuras". Lo que van a decir lo cuentan completo o no. Si no queda algo superficial, que con suerte se está diciendo "pasó algo más" o "también otras cosas". En definitiva: Precisión.
3. Ortografía: Sin comentarios.
4. Justificar párrafo y no saltar espacios entre estos, espacio simple letra times new roman 12.
5. No al preámbulo: Ir "al grano". No es necesario decir todo lo que se va a hacer en el ensayo. Por ejemplo: "Para empezar este ensayo voy a partir diciendo que...". Simplemente empiecen sin dar tantas vueltas. Lo mismo en la conclusión.
6. La primera persona singular queda vetada: Para dar mayor objetividad al texto es mejor omitir la primera persona singular, el "yo creo", "me parece", "lo que más me llamó la atención del libro". Esto hace que el texto resulte coloquial o poco serio, infantil o poco creíble. Es preferible hablar de manera neutra o en tercera persona plural. (Esto último sirve para involucrar al lector).
7. Embellecer el texto, sinónimos, metáforas: Una vez terminado su ensayo léanlo y vean si les gusta, si les entretiene, si se atreverían a mandarlo a alguna revista o publicarlo en un diario. Hacer un ensayo académico no es sinónimo de algo grave. El estilo puede ser ameno, puede haber incluso humor.
8. Menos es más: "Le bellísima Penélope esperaba en la amadísima Ítaca por el gran y valiente héroe Odiseo". Ojo con querer alargar las frases para llenar más espacio. De esto resulta algo de mal gusto, recargado o barroco. Muestra mayor cultura, finesa y elegancia en el lenguaje quien puede decir lo mismo con menos palabras: Economía del lenguaje.
9. Una tesis y no más: Procuren sostener una idea principal y no un popurrí de estas. Juéguensela con una idea y no varias para ver si le achuntan. Nuevamente, menos es más.
10. No copiar lo que el profesor dijo en clases: Pensar por uno mismo.
11. No a lo superficial: Ítaca no representa el hogar y la meta donde quiere llegar Odiseo, Ítaca ES el hogar y la meta del viaje. Procuren ir más allá de lo evidente, de lo que se muestra a simple vista. Lean las sobras pero también piénsenlas.
12. Proponer un título sugerente.
13. ¿Qué dice la obra?: Esto es lo más importante. La obra manda y debe estar todo el tiempo como sustrato de lo que quieren decir. Es por esto que, como ya señalé, deberán necesariamente utilizar la tercera plana para poner citas textuales de la obra con su correspondiente referencia bibliográfica.
Ánimo y "pónganle bueno" a los ensayos que vienen.
"Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
